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LOS ALONSO DE LINAJE GARCÍA presentación

Director Durante muchos años lo que ahora se ha dado en llamar em-
prendimiento, que no es otra cosa que iniciativa personal y em-
presarial, se ligaba a la tradición familiar. Los comerciantes
tenían hijos comerciantes, el carpintero facilitaba el aprendizaje
a su prole para seguir con la actividad que le había permitido vi-
vir a él y a su familia, y así sucesivamente. Incluso esta regla no
escrita también regía para profesiones que requerían formación,
así se perpetuaban sagas familiares donde predominan los mé-
dicos, veterinarios o abogados.

Cambios sociales

Al llegar los años noventa del siglo pasado se produce una eclo-
sión de oportunidades en la sociedad española. Por un lado, se
generalizan las aspiraciones universitarias de la población, incre-
mentándose más que significativamente los egresados universi-
tarios en todas las universidades españolas. Se crean universida-
des en la mayoría de las provincias llegando a setenta y una las
universidades públicas en todo el territorio. Por otro lado, la tec-
nología empieza a tener presencia en la sociedad, la implanta-
ción de sistemas informatizados en las PYMEs, el uso habitual de
los ordenadores personales, la incipiente aparición de internet,
la mejora de las infraestructuras de comunicación y de transpor-
te. Y por último, el uso habitual por parte de los universitarios de
otras lenguas que les ha permitido complementar su formación
fuera de nuestras fronteras, tanto desde el punto de vista acadé-
mico como laboral.

Estos profundos cambios deberían haber hecho a la sociedad es-
pañola mucho más abierta, flexible y con más aspiraciones. Sin
embargo, nos encontramos frente a una realidad donde se pre-
tende formar a los profesionales que necesita cada Comunidad
Autónoma. Un buen ejemplo son las plazas ofertadas para estu-
diar medicina. Donde no pensamos en las personas y la impor-
tancia de tener una carrera profesional internacional, sino en
programas de retorno, si es posible al mismo pueblo del que sa-
lieron. Intentando dar una visión catastrofista de aquellos que
han ido a otros países a trabajar, sin valorar el enriquecimiento
que supone para nuestra sociedad el retorno voluntario de los
mismos. La realidad es muy tozuda y las tendencias globales en
cuanto al comportamiento humano marcan claramente hacia
dónde vamos, así que tenemos dos opciones, resistirnos o apro-
vechar la oportunidad ■

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